Cada dƬa mas ahora se habla de las redes sociales pero las redes sociales ya estan empezando a implicar un problema, como ya es sabido que por las redes sociales se cuela muchisima mas informacion que en la vida cotidiana ahora las autoridades de potentes de otros paises quieren meter su nariz con tal de controlar la situaciĆ²n, la situacion no puede ser controlada al menos que eliminen para siempre internet, mientras exista internet, existe el ciberespacio, quitar el internet del mundo seria como dejarlo sin oxigeno no se que piensan las autoridades piensan que van a poder cayarnos pero eso no va suceder.
"El monitoreo de redes sociales ahora es una costumbre entre las fuerzas policiales. Nueva York abrirĆ” su unidad de vigilancia."
Este grupo de supervisiĆ³n operarĆ” en Facebook, Twitter y MySpace
para detectar si hay personas que estĆ©n planeando algĆŗn delito a
travĆ©s de la red o que den pistas sobre algĆŗn crimen cometido.
Se nombrĆ³ a Kevin O’Connor,
de 23 aƱos, como cabeza del proyecto. O’Connor tiene experiencia en
investigar a vendedores de droga y pandilleros en lĆnea; y ha tenido
Ć©xito al recabar informaciĆ³n sobre tiroteos en la ciudad gracias a las
redes sociales. La idea de esta divisiĆ³n de vigilancia es que se puedan
investigar casos de pederastia, acoso sexual, crĆmenes de odio,
asesinatos y otro tipo de delitos en la Gran Manzana.
Por una parte, es favorable que la
policĆa entienda que puede valerse de estas herramientas para hacer una
investigaciĆ³n. Casos como la pornografĆa infantil en Facebook que han sido ignorados por la justicia internacional.
Puede volverse una situaciĆ³n represiva
con tal de que los usuarios de las redes sociales no se pongan de
acurdo para manifestar, como sucediĆ³ en Londres, que la policĆa requiriĆ³ la informaciĆ³n de los BlackBerry tras saber que los jĆ³venes se organizaban por ese medio.
La lĆnea entre la censura y la represiĆ³n
es extremadamente delgada. Por supuesto, reabre el debate sobre el
carĆ”cter pĆŗblico y privado de la informaciĆ³n que colocamos en Internet, y hasta quĆ© grado se puede (y debe) permitir la intervenciĆ³n policiaca en nuestra actividad en lĆnea.
Porque, por mejor que sea la intenciĆ³n
para impartir justicia, se corre el riesgo de atentar contra nuestro
derecho a la comunicaciĆ³n segura. Detener a la gente sĆ³lo porque se
sospecha que estĆ”n maquinando algĆŗn crimen es una perspectiva
coercitiva e ilegal.
Lamentablemente, la apariciĆ³n de estas unidades de vigilancia, lejos de
ayudar a mantener el orden, sĆ³lo contribuyen a esta criminalizaciĆ³n
de la comunicaciĆ³n en lĆnea, un paso mĆ”s hacia un mundo donde la
constante es vigilar y castigar.
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