Los excesos en las lujosas mansiones de la familia del gobernante desatan la ira de los libios.
Esta la alberca techada en la residencia de Aisha Gadafi, en Trípoli. (Foto AP/Sergey Ponomarev)
Los
rebeldes, luego de expulsar a los guardias, destrozaron y saquearon las
residencias, símbolos de los excesos de la familia Gadafi. Algunos
vecinos deambularon el miércoles sobre los escombros mientras
manifestaban ira por la riqueza y la ostentación de los Gadafi.
"No
puedo creer lo que estoy viendo", dijo Muftah Shubri, quien vive en el
barrio de Nofleen en Trípoli, mientras caminaba por un tramo con césped
hacia la amplia piscina techada en la residencia de Aisha. En la alberca
todavía flotaban una pelota y una pequeña lancha de plástico.
Gadafi
gobernó 42 años a Libia, en un régimen que cada vez parecía más un
negocio familiar. El gobernante repartía sectores clave de intereses,
desde el petróleo hasta la seguridad, entre sus seis hijos.
El
lunes, un día después de que los insurgentes ingresaron a Trípoli, unas
200 personas irrumpieron en la casa de al-Saadi en el Mediterráneo, dijo
Seifallah Gneidi, un rebelde de 23 años de edad que participó en el
saqueo.
Gneidi afirmó que al-Saadi tenía cuatro automóviles —un
BMW, un Audi, un Lamborghini blanco y un Toyota— y que los cuatro
desaparecieron durante el saqueo. Su afirmación sobre el destino de los
vehículos no pudo ser verificado.